Una cosa buena que tiene Ash es que cada uno de sus discos dibuja muy bien la situación de la banda.
Ash regresan con un sonido más duro gracias a la mano de Nick Rasculinecz, pero en el fondo lo único que han hecho ha sido subir un poco más el volumen de las guitarras, porque siguen siendo los mismos de siempre. No hay más que echar un vistazo a los angelicales juegos de voces de ”Evil Eye” o la azucarada ”Won’t Be Saved”, localizar en ”Orpheus” uno de los estribillos más pegadizos en lo que va de temporada o el ritmo trepidante del final del disco con ”Vampire Love”. Y si ”On A Wave” o ”Clones” llegan a despistar un poco al personal, ahí llegan de nuevo ese baladón marca de la casa titulado ”Starcrossed” o las melodías juguetonas de ”Detonator” y ”Renegade Cavalcade”.
“Meltdown” es ya, decididamente, un disco de pop con algún que otro tema guitarrero. El grupo se perfila bien en ese terreno y, actualmente, compone canciones en las que el coro o el estribillo resultan fáciles para el oyente. Del mismo modo, los interludios que recuperan el rock abundan en lo melódico y no rompen el conjunto de un modo radical. “Meltdown” muestra, más que probablemente, el hecho de que, actualmente, los gustos de los chicos de Ash coinciden, más que nunca, con los gustos del público mayoritario: música ligera con algún que otro subidón que aporte marcha pero que no atruene. Impoluto, muy digestivo y perfectamente asequible para cualquiera, el álbum es un fiel retrato de los Ash del 2004.
Entrevista por: Cristina Cuenca
(Fecha de publicación: 05/08/2004)
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