Nuestro colaborador Julián Sánchez escribe una reflexión sobre la reciente jornada de Huelga General en España, celebrada el 29 de marzo, y en la que los trabajadores de todo país protestaron contra una reforma laboral que para muchos es injusta y perjudicial para la mejora de la economía.
A eso de las 22:00h paso por entre medio de cubos de basura tirados al suelo por la calle Córcega de Barcelona. Las calles adyacentes presentan el mismo aspecto. La basura en el suelo, los escaparates de una inmobiliaria pintados, vidrios rotos y octavillas en el suelo con la fecha del día de la huelga: 29-M.
Un espíritu denso y tenso de humo, una columna, hay varias en la ciudad ésta noche, sube por encima de la Sagrada Familia. Pienso enseguida que sin respeto el libre albedrío es una morralla criminal.
Incendios. Violencia. Un devenir de una violencia empresarial, bancaria y política que repudia a la ciudadanía, la revienta con su asedio asesino extirpándole las mínimas necesidades, de economías políticas de bozal y de exterminio, a una violencia física de caldo hirviente traumática, innecesaria, que desluce una protesta popular también un tanto amordazada por el clientelismo, que no por la gente que la ha hecho suya.
Así pues entre la pacífica protesta ciudadana contra el bozal del exterminio se aplica una violencia diota, de pura estulticia. Un boomerang en contra de quiénes s e rebelan con las herramientas democráticas contra la hartura y el hastío que provoca la violencia que abusa de nosotros como seres humanos y nos aborta camino de una reconversión de la especie humana de carácter global.
¿Muchas violencias en el marco de la recesión sin receso para ser bultos sobrantes diluídos en estadísticas zafias?
Violencia de uniformados asalariados, como en Valencia contra niños, y de uniformados infiltrados vestidos de paisano como siempre. Hay que estar alerta ante todas las plagas.
Calles ayer de fuego, calles hechas añicos y sangre. Un frontón esquizofrénico ,de eso no hay duda, y al lado una realidad sangrante: Se rompes vidas, se rompen cada día familias fruto de la rapiña, de la especiulación de la voracidad de políticos y empresas corruptas. ¿Qué hacer ante esa otra violencia? ¿Usar la virutd de la palabra? ¿Apenas nos conmueve la pena?
En una mística real de degradaciones nos damos cuenta tarde de que la sinceridad nos delata en el rebaño social. Es, por desgracia, delito de libertad, pero una huelga es derecho y es deber, respeto a quién no es partícipe de ella y respeto para quién la pone en práctica. Una simple y sicnera dualidad.
En unos tiempos asesinos de existencias, fértiles en miseria, con campos urbanos de degradación social pródigos en desesperación y hambre, con un veneno de docilidad y mansedumbre excelso, nos quedan cuentas pendientes de manera pacífica como ética y virtd de enfrentarse al dolor a ya las hambrunas diversas. Es algo inviolable, no se puede seguir muriendo en el planeta de dedisia y miseria.
No a la vioencia que no genera más que abulia y afán de despropósitos que desligitiman la protesta. Si a la defensa contra los que han violado nuestra mínima esencia y la pesonalidad.
La verdad tiene un techo diminuto de estabilidad. La especulación es una metástasis maldita que modera y ordena nuestras vidas, siendo matriz del sistema. De devorar y ser lo suyo un canibalismo maldito ha entrado en una fase de exterminio hambriento.
Escribo éste artículo sentado en el taburte de un bar sin citas y referencias varias como sabeís que siempre hago. De fondo, en la tele, una película de tonos bíblicos siete días antes de Semana Santa.
Es un artículo desnudo, descarnado. Cómplice de quiénes quieren dejar de morirse en ésta cultura de las prisas. Sabedor de que una huelga, una protesta, una acción, un libro, un artículo, la poesía, el teatro, el cine o la narrativa, cuaquier narración, son riqueza. Es algo que sabe todo el mundo inlcuidos los opinadores asalariados y sabiendo, en ambos frentes a veces desangelados, que cuando algo se mueve mucho es para que se esté quieto.
No hay trabajo. El paro es un traspiés genético en la sociedad. Pero sí que hay dinero, y posibilidades de producir desde otros sectores industriales,.Tal vez haya que prohibir especular e invertir en un mercado de valores que nos suicida y en el negocio de la muerte con guerras malditas. Más y más vioolencias que sobran. Alpiste venéreo.
Así que no hay que esconderse. Rachacemos violencias dañinas como las señaladas en este texto, como las que me rodean al seguir caminando unas horas más tarde por las calles de Barcelona, triste y taciturno.
Nos envuelve un clima de estupefacientes que idolatra la ignorancia. La democrcia particpativa es un lujo y una huelga un privilegio y un derecho. Depende de tod@s que haya un final de tanto horror recuperando un horizonte de humanismo antes de que el pauperrismo y el hambre sena ley y pan.
Barcelona, 29-03-2012
Julián Sánchez Caramazana
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Cultura y tecnología).
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