Las noticias económicas, las malas noticias económicas, se suceden a velocidad de vértigo. Julián Sánchez mete el bisturí con poética precisión para reflexionar sobre la deriva del sistema.
Tahúres ambidiestros especializados en fantasías inversoras abominables. Ruido mediático y político de alcance mojado. Rato, de nombre Rodrigo, tardó un Rato en activar el resorte de la crítica al rescate del gobierno español con dinero público. ¿Despecho taciturno y trasnochado?
Se financia en 2012, en España, el secuestro de dinero de clientes con dinero secuestrado al erario público, o sea, el nuestro y la casilla para la Iglesia sigue intacta, a pesar de que exdirectivos del mejunje reconocen mentiras, ocultación de datos e imprecisiones varias. ¿Por qué?
¿Si se sabe del supuesto delito, se delinque al refinanciarlo?
Mientras tanto, se acusa desde las tribunas de cansinas sectas tertulianas mediáticas y políticas de agoreros a quiénes pronostican el horror que ya fue pronosticado con acierto de hambre, dolor, miseria y tristeza con sus marcas registradas y franquicias ambulantes de retreta, aurora boreal y asedio sin perdón, y Angela Merkel, ya sabe que económicamente España está tocada de cripta y mausoleo y “quiere más Europa” (elperiodico.com, 05-06-2012), controlando a las entidades bancarias. Pero sus bonos no son bonustrack.
Bankia es un graznido con solfeo crápula hasta la fecha, no lo digo sólo yo, la calle habla aunque se le cierre la boca a porrazos y bolas de goma como en los mejores tiempos de uniformes grises. Una pieza más de la apuesta por poner un nudo corredizo más prieto a quiénes no consumen porque no se produce. El neoliberalismo económico hurtó a la realidad la realidad con promesas universales a fondo perdido.
Bankia es otro fondo especulativo que se desmayó en Bolsa, con sobresueldos de lujo infartoide y una agonía a cuenta de los que agonizamos. Su campanilleo nos reveló el día de su bautizo bursátil a quién no hacer caso en el plantío de las inversiones.
Se desdobla el paro en colas telemáticas, con día y número, como en la visita al médico de cabecera o al especialista, dónde no hay receta para las metástasis que nos han abducido. Se hunde la industria con mayúsculas y minúsculas en una reconversión caníbal, mientras nos deducen lucidez dando cifras de disminución de parados, cuando se congelan, reducen y recortan sueldos, impidiendo el gasto, promocionando gastos imposibles para nosotros en lo que era la asistencia social aturdida por un vapuleo criminal sin concesiones.
Bankia, de momento, es una demora con amancebamiento oscuro. El flotador ideal, más otros stocks folclóricos, para los meses de verano y el otoño de espasmos venidero.
En España el gobierno se desdice continuamente, como el seno de su partido, de las opiniones y afirmaciones, de unos y otros. Alemania y Francia, nos señalan como difuntos y Obama ya sabe que el euro se contrae y todos piensan en sacar bonos de su deuda para que China -de apertura en Hong Kong con manifestaciones en pro de la democracia (Canal 24 horas de noticias de Tv3, ayer por la noche)- y Japón la recompren. Y esa es la Bolsa más fiable.
¿Deberemos invertir en desaciertos y especular en deuda e inversiones fallidas?
El tono fúnebre de la realidad, que no miente y es plana, con algún gris poco pudiente, se rechaza y se crítica. No se acepta, aunque hay excepciones como la tertulia radiofónica de Els Matins, conducida por Manuel Fuentes, de hoy mismo (Catalunya Ràdio).
Bankia es hoy otra tiniebla en una España que sonroja a Grecia, o Portugal, que dicen que la miraban como ejemplo positivo.
¿Habría que abrazar algunos capítulos de las propuestas keynesianas rechazadas por el neoliberalismo?
Pronto, se me ocurre, iremos al rescate de los que rescatan.
Barcelona, 05-06-2012
Julián Sánchez Caramazana
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Cultura y tecnología).
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