Una nueva banda, formada por experimentados músicos que lanza su primer álbum.
Whiskey Viejo es un proyecto formado por cinco reputados músicos, con una larga trayectoria dentro de la escena musical de nuestro país, que a principios de 2011 decidieron dejar momentáneamente sus respectivos grupos y giras para entrar en estudio y grabar un disco de autentico rock clásico con sabor añejo.
Los componentes de la banda son Joaquín Padilla (IGUANA TANGO) a la voz, a la guitarra Borja Montenegro (MANOLO TENA, SOLEDAD JIMENEZ…), Ricardo Esteban (LA ORQUESTA MONDRAGÓN, PETERSELLERS…) al bajo, Toni Vazquez (RADIO FUTURA, MANOLO TENA…) a la batería y Chema Hernández (PRESUNTOS IMPLICADOS) a los teclados.
WHISKEY VIEJO comenzó siendo una banda de versiones con un repertorio de canciones de los años 60 y 70 que servía de válvula de escape a cada uno de sus miembros cuando no estaban inmersos en giras con sus respectivas bandas. Con un repertorio en el que sonaba Hendrix, Dylan, Janis Joplin, Doors, Zeppelin o los Stones, WHISKEY VIEJO daban rienda suelta al sonido que les influenció como músicos en la adolescencia. Después de pasar el año 2010 tocando en salas y clubs de Madrid por el mero placer de tocar, y viendo las buenas vibraciones que transmite la banda deciden dar un paso más allá y tener un repertorio propio sin perder la esencia de la música que les había unido. Así pues, comienzan a organizar diferentes jams de las cuales surge la mayor parte del material de éste su primer disco homónimo.
Como no podría ser de otra forma, buscan el sonido crudo de aquellas grabaciones clásicas de los 70 donde la improvisación y el feeling entre músicos priman por encima de las frías superproducciones actuales. Como si se tratase de una jam más, y tal y como hiciera Dylan en la grabación de algunos de sus discos más representativos, WHISKEY VIEJO entran en el estudio sin tener ninguna canción terminada. Quieren captar la magia del momento con lo que en enero de 2011 arrastran sus viejo amplificadores hasta los estudios EL CIELO DE MADRID con apenas algunos riffs de guitarra y algunas líneas vocales en los bolsillos para organizar algunas sesiones improvisadas y aprovechar “ese algo” que fluye del encuentro entre músicos de su experiencia para dar forma a las diez canciones que forman su primer disco.
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