Hacía mucho, muchísimo tiempo que no le daba un repaso a los discos de Intolerance, seguramente más de seis años, así que encontrarme con este CD y repasar sus canciones ha sido algo bastante intenso por la cantidad de recuerdos que se han despertado en mí.
Recuerdos de mis primeros acercamientos a una escena, la del Hardcore, que se regía por normas distintas a las habituales, en la que lo que primaba no era el negocio sino la colaboración y el respeto mutuo, la amistad, el intercambio de ideas, la autogestión, la confianza, las ganas reforzar y extender unos ideales que nos ayudasen a cambiar el mundo o, al menos, a cambiarnos a nosotros mismos para mejorar como personas e intentar que nuestro entorno mejorara también. Fanzines, discos, distribuidoras, sellos, conciertos, charlas, flyers, grupos, cientos de cartas, carteles, conversaciones telefónicas, entrevistas… parecía que había nuevos proyectos debajo de cada piedra. La gran mayoría de las cosas sobre las que tenía noticias venían de Estados Unidos, pero las actividades se llevaban a cabo en casi cualquier parte, y el estado no era una excepción. También aquí había gente intentando construir algo, personas que trabajaron muy duro por una idea montando conciertos a los que no iba prácticamente nadie, haciendo ‘zines que sólo compraban los amigos o editando grabaciones para las que los canales de distribución “normales” estaban vetados.
Fue una buena época para mí por lo que tuvo de sorprendente y excitante, y no sería difícil ensamblar una banda sonora con los grupos que acompañaron aquella búsqueda y aquel descubrimiento. Es posible que Intolerance llegaran un poco más tarde, pero no hay duda de que forman parte de mi memoria en lo referente a ese momento concreto. También es cierto que nunca seguí todos sus pasos; hubo otros grupos a los que presté mucha más atención en su momento y que me gustaban bastante más, pero Intolerance siempre me parecieron merecedores de una gran consideración por su actitud y compromiso, por lo que siempre tuvieron mi respeto y mi apoyo.
Nunca llevaron un rollo bonito o melódico ni creo que lo pretendieran, lo suyo era simple y llanamente Hardcore: rudo, crudo, comprometido, con unas letras cargadas de rabia y frustración por la situación social, política y económica que se vivía/sufría y que, en la mayoría de los casos, aún se vive/sufre. Es posible que algunos penséis que comparado con los grupos actuales esto se queda corto en todos los sentidos: que si ahora los discos suenan mejor, que si las bandas tienen más nivel, que si lo hacen mejor y más currado… a mí eso me da igual, lo mismo que me da igual que los discos de Lärm suenen como el culo.
La validez de Intolerance como grupo está por encima de consideraciones tan banales como la calidad del sonido o si su estilo está pasado de moda. Fueron un grupo honesto, representativo de una escena que a principios de los ’90 aún se estaba formando y a cuyo legado merece la pena acercarse, pues es una parte importante de la historia de nuestro HC que debemos reivindicar como tal. Si no pudiste disfrutarlos en su momento deberías hacerlo ahora, dudo que te decepcionen.
Comentario: Jorge X
(Fecha del artículo: 15/3/2001)
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