Se reescribe la historia laica y sacra en pleno ambiente previo semana santero capillita. David el ácrata contra Goliath el opulento siervo de su amo.
Esta iniciativa cultural-solidaria nació prácticamente a la par que la iniciativa DIY de Collector’s Series se presentaba ante los medios en La Casa Invisible, allá por enero y además, hay muchas analogías. Y la verdad sea dicha, es que hoy día con los tiempos que corren, es toda una “rareza” ver que la gente se sigue hermanando por causas que merecen la pena. Ante todo para cerrar el CIE, un edificio policial en donde van a parar todos aquellos inmigrantes que los “bienpensantes” de siempre, con otra máscara, deciden por un mero trámite burocrático y de jurisprudencia quien tiene derecho a tener papeles y pisar una tierra y quien no.
Las presiones ciudadanas y de todos aquellos artistas que se han ido prestando a poner su granito de protesta frente al mismo cerco policial que hace estragos con multas y amenazas, estos días en los bares más underground y rockeros de la capital, como si de una lista negra se tratase, como en tiempos más grises. Porque tal vez, tengan que recaudar ante tanta lluvia, los hosteleros clamando al cielo y viendo que sus imágenes sacramentales no atraerán cual imán a estupefactos devotos ávidos de buen jamón y la sangre de Cristo. Y luego, nos querrán abrumar con la dichosa campaña pseudo-cultural 2016. ¿Cuál cultura la impuesta por los gobiernos y ayuntamientos?
Volviendo a Kapuchinarte, tras haber pasado decenas de artistas, desde músicos rockeros, flamencos, bandas de fusión a malabares, pintores, peña de La Pila Punk o como en el viernes que nos ocupaba, Los Arrumbaos. Los periódicos nacionales se empezaron a hacer eco del movimiento de ficha, por parte de las instituciones gubernamentales, frente a la presión de las masas ingentes de personas inquietas y libres del pecado venial del consumismo y la alienación maldita reinante en el estado globalizado de los sordos. Kapuchinarte suma y sigue, cualquier día de la semana, independientemente que los devotos la quieran o no sacralizar. Ahí te esperarán gentes buenas de la auténtica Malaka.
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