Nervioss: Fue Divertido…

Nadie sabe el nombre de los componentes, cantantes, ni miembros que forman el tandem, grupo o colección de sonidos y voces que se escuchan. Cuando todos los grupos noveles luchan para que en las portadas de sus discos salga la foto del grupo – pasados casi todos de Adobe o McCintosh- estos nerviosos chicos no quieren, no ya decir los nombres de los amigos cuando interpretan sus poemas, ni siquiera ponen sus seudónimos en las contraportadas ni en las páginas interiores y nos repiten el título de las canciones en el interior y al final. ¿Será que quieren ser como Residents? ¿Modestia? ¿descuido? ¿timidez? ¿marketing? ¡Ah, quién sabe! Estos artistas son así, de un error consiguen hacer escuela.

El disco arranca con un aire de desolación, desgarro, desesperanza, junto a un yo dividido que llega a unirse y jugar con las cifras, o el ponerse los calzoncillos de la suerte para, otra noche más que tampoco, mojar. (¡Eso los pasa por ser del Sporting!)

Hay fondos musicales interesantes en “Predicción”, traducciones al alemán, acompañantes en temas espléndidos como “El dolor del tiempo”; estaría muy bien saber quién recita ese poema en esa evocación-devoción a un Robe Iniesta sensible y tierno. ¿Será eso posible?

Los Nervioss cuentan curiosas historias de jóvenes actuales en viajes interiores con aires de Lou Reed o Van Morrison que se rompen con trallazos hispanos que te camelan en la hora de la siesta o disparos de noches. Siempre con rupturas, riffs, voces quebradas y un sonido guitarrero de base arropando los poemas de amigos anónimos donde ellos mismos dicen que la juventud que carece de juicio.

La segunda parte del disco es mas popera, con teclados y esas caja de ritmos que parecen baterías y dan un final mas bailable y marchoso, a la par que experimetal, como en el arranque de “Astérix en el oeste”, una mezcla de bacala-metal, sin dejar nunca ese aire irreverente y pagano, como ese dios escupido y manchado de semen, regado de estiércol con que se acaba el disco, cerrándolo de una manera circular y volviendo a unirse con la impotencia y dolor del arranque inicial.

Lamento que no haya imágenes.

Comentario: Antonio Castañar

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nervioss@lafactoriadelritmo.com