De vez en cuando da gusto echarte a la cara grabaciones como esta.
Ciertamente esta gente no ha inventado nada: toman un poco de los R.A.T.M. (quienes tampoco inventaron la rueda aunque no todo el mundo sea consciente de ello), del funk, del heavy metal setentero, ¡¡qué se yo!! Aunque el resultado no sorprende por lo novedoso, sí lo hace por el resultado obtenido. Esto chicos han escuchado mucha y muy variada música y eso se nota. Decir que son un grupo de rap metal, sin más, creo que no se ajusta a la realidad.
Este disco tiene muchas, pero que muchas, cosas a su favor. Un sonido muy compacto y variado que es una verdadera delicia para el oido. No hay dos canciones que suenen igual, siempre tienen algún truco para sorprendernos, siempre la chistera de los riffs mágicos llena y preparada para soltar trucos sorpendentes como en “Adivina” o en “Eyaculación etílica”. El batería tampoco se queda atrás y es admirable la manera de llevar cada tema, incluida esa aproximación a los sonidos electrónicos de “El tren del asco”. Y si las guitarras saben marcar riffs imaginativos, para mí es el bajo el que se lleva el gato al agua . Muy fino, sabe quedarse en un segundo de plano y atacar de vez en cuando con ráfagas plomizas o ritmos funkys totalmente desquiciantes.
Por otra parte está Penelope Watson, seudónimo (supongo) del cantante, y su voz personal y fuerte. Una voz con personalidad que es capaz de elevar al grupo por encima de la media. Es cierto que el estilo es un tanto americano (esos tics Rocha-Vederianos le quita puntos) pero tiene frescura, mucho descaro y una potencia que la convierte en una gema.
Finalmente están las letras. Imaginativas, tanto las que están es castellano como las que están en inglés (cosa no muy habitual, por cierto), son otra baza fuerte del grupo. Rondan lo psicodélico (como en “The godovi” o en “Eyaculación etílica”) o el ataque más crudo (“Necio”, o la macarrilla “Adivina”) pero siempre con un estilo propio. He oído mil canciones que atacan la hipocresía navideña pero ninguna con el estilo de “1880”. También la forma de abordar a los tabarrosos que nos dieron la paliza con lo del fin del milenio, en “El día del fin del mundo” es muy particular.
Pero es que hasta el diseño del CD está muy logrado, muy profesional. Por eso sorprende la foto del grupo que han puesto: unos tipos en bermudas ensayando en un local (bastante amplio, por cierto) con suelo de terrazo, una imagen muy cutre que no pega con la elegancia del resto del diseño, aunque seguro que eso a ellos les trae al fresco.
Lo dicho, una de las perlas del panorama estatal. Estos tipos tienen que dar el bombazo de un momento a otro porque sencillamente, son muy buenos. Les falta un pelín más de personalidad para ser sencillamente ¡la bomba!
Comentario: Félix Vera
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