Excepto un impactante “No Remorse” que compartían con Slayer en la banda sonora de Spawn, nunca había tenido la oportunidad de escuchar a Atari Teenage Riot.
Lo cierto es que me los imaginaba tremendos, pero no tanto. Ruidistas, chillones, caóticos, anárquicos… son sólo algunos de los adjetivos que se me ocurren para definir este detrito berlinés en el que se dan la mano la electrónica más borrica y el Punk más guarro. Construyendo ritmos psicóticos, saturando hasta niveles imposibles, deleitándose en su propio extremismo, superponiendo capa tras capa de ruido consiguen un cóctel mareante e irritante que resulta refrescante entre tanto pedo de momia venida a menos.
Las voces alcanzan registros de berreo sencillamente desquiciantes (especialmente las de Hanin Ellias), y las bases ¿musicales? construidas por Alec Empire y la inquietante Nic Endo son tan directas como descacharrantes. Mucha energía, sampleo a mansalva, uso indiscriminado de guitarras y una sensación de urgencia que es su mayor virtud. Han evolucionado algo con respecto a sus anteriores entregas, pero en el fondo siguen siendo igual de cafres.
Sobre el disco en directo poco hay que añadir. Fechado en Filadelfia en Diciembre del 97 y centrifugado en apenas treinta y nueve minutos, contiene todo lo que podría esperar de unos delincuentes como estos: bronca, arengas, escupitajos y una total ausencia de moderación en cuanto a volumen.
Musicalmente más extremo, resulta una perfecta demostración de que en vivo no hacen prisioneros y un eficaz documento de su anterior etapa para los que les conozcan en esta nueva. Si les viste en el Sónar ya te harás una idea.
Comentario por: Jorge X.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 9 (sección: Discos, Internacional).
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