Nueva entrega, para ir abriendo boca, de estos aspirantes a jamaicanos, pero residentes en Cantabria, antes de lo que será su próximo trabajo.
Para empezar, hay una diferencia notable sobre la maqueta anterior, pues ésta presenta un sonido más compacto en general, pero eso sí, al técnico de sonido se le fue la mano con el “delay” de la voz y aunque a veces queda bien, otras veces molesta escuchar dos veces lo mismo.
Por otra parte es sobre las tablas donde se demuestra la madurez y seriedad del grupo y en este caso, los Papadukas salen bien parados. Se nota que son músicos competentes y que saben defenderse en la tarima.
Pero centrándonos en el contenido del CD, “Babilone Brue” es sin duda el mejor tema del compacto, se nota que Jorge ha mamado el francés desde pequeño y adquiere una calidez y una especial cadencia que es muy de agradecer y que no posee en español (y mucho menos en inglés, donde, la verdad, flojea un poco). Además es una apuesta valiente, pues no todos se atreven con este decisión cantar en un idioma foráneo que no sea el inglés, y yo les animaría a que siguieran adelante, pues los resultados son, desde luego, prometedores.
Sorprende “Sin sabor”, rock de principios de los 80 que no queda mal, aunque mis oidos curtidos le piden un poco más de caña, pero esto es cuestión de gustos, claro, puesto que quiza se rompería el esquema general de sonido del grupo. En fin, desde luego, es el tema más discordante del repertorio. También destaca “Siempre hay”, un hermoso tema con reminisciencias claras del pop de los 60, lo cual a mi me rechina un poco, pero que indudablemente gustará a cualquier seguidor de la música de aquellos tiempos.
Respecto al solo de batería, “sólo” diré que no soy partidario de incluirlos en directo ni mucho menos en un disco. Comprendo que un batería desee explayarse y por qué no, fardar un poco si puede hacerlo, pero creo que un solo no es la mejor manera de demostrar la calidad tocando la batería. Creo que una salida a tiempo, una introducción con personalidad, un ritmo especial y diferente, pueden decir mucho más que una sucesión (por suerte este no es muy largo) de golpes de bombo-charles-caja-timbales, todo a la vez.
Finalmente, del número total de temas, que es 11, cuatro son versiones, un número excesivo para mi criterio, pues el grupo corre el riesgo de hacernos pensar en una falta de ideas, o lo que es peor, que la gente lo considere un grupo “verbenero”, esto es, que cuando lleguen a tocar se encuentren con el marrón de que la gente empiece a pedir versiones, olvidándese de los temas propios del grupo. A más de un grupo he visto sufrir el famoso síndrome “¡una de Leño!”.
Respecto a las versiones, están muy bien elegidas (lo contrario no tendría sentido), y de entre ellas destaca “Natural Mystic”, con un aire nuevo respecto de la versión original de Bob Marley, que le sienta bastante bien.
En conclusión, un punto de espera antes de ver por donde tira esta gente, con los cuales podéis leer una entrevista en este mismo número de LA FACTORIA DEL RITMO.
Comentario por: Félix Vera.
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