Un buena noche de conciertos, con uno de los grupos revelación del panorama Hip Hop y una de las voces del ragga nacional más reconocidas.
Santander acogía el esperado concierto de Morodo, pues era mucha la gente que soñaba con verlo en directo en la capital de Cantabria, y pocas son las veces que el madrileño que podemos verlo en directo, los que estuvimos allí lo disfrutamos. Temas combativos llenos de amor, reivindicaciones entre el humo de la hierba que dentro de la Sala DManu podíamos respirar los que fumamos y los que no fumamos.
Antes del plato fuerte de la noche, saltaron al escenario los locales Soul Dealers. Con las primeras filas ya ocupadas esperando la actuación de Morodo, los de Santander salieron a morder desde el principio y, aunque en el primer tema Jobito Stailo se mostró un tanto frío con el público, no tardó mucho en crearse cierta complicidad entre músicos y audiencia.
Soul Dealers desgranaron su primer disco “Primer Asalto” casi en su totalidad, destacando sobre las demás “Billetes Dinero” y “Trapis Jaris”, coreadas por gran parte de los asistentes. Con un concierto mucho más completo que en otras ocasiones, se metieron al público en el bolsillo y dejaron un muy buen sabor de boca en la sala.
Es obligado destacar la gran labor del nuevo DJ de la banda, R21, que, en mi humilde opinión, dota al directo de Soul Dealers de control y demuestra saber dónde hay que llevar el concierto en cada momento, amén de echar una mano a Jobito en las tareas vocales, lo que aporta frescura a los temas más antiguos.
Y llegó el turno del espectáculo de Morodo. Un espectáculo, donde el Mc estuvo dándolo todo durante una hora aproximada de concierto (a muchos de los allí presentes se les hizo realmente corto) con sus peculiares cambios de tono e incluso, en ocasiones, un gran cambio de velocidades en su voz, y es que el peculiar estilo de voz de este mc madrileño no deja indiferente a nadie.
El concierto se puede dividir en dos fases:
La primera parte donde desde el primer segundo los gritos de guerra de Morodo se escuchaban en toda la sala, deleitándonos con temas como Foxy Lady o No BinGüi No Cry, mezclados con canciones de sus últimos trabajos.
La gente, una vez que el raggamufer pisó el escenario el público se volcó al 101% con él, coreando todos sus temas. Y es que, sabe como meterse al respetable en el bolsillo, le gusta que su gente participe en los estribillos, y eso siempre es de agradecer.
En esta primera parte, es cuando uno se iba dando cuenta que esto se iba a hacer demasiado corto, porque por mucho que la GanjaParty de Morodo hubiese revolucionado Cantabria, petándola de gente de otros lugares de fuera de la región, la gente apreciaba que la llama ragga del madrileño se iba apagando.
Llegamos a esa segunda parte donde uno se da cuenta de que, aunque Morodo tiene mucho que ver como el hip hop, el ragga es un estilo difícil de amoldar a muchos oídos, te tiene que gustar mucho. Sus inquietudes, su más que monótona mención a Babylonia llegaron a cansar, y es que muchos de los que tenía a mí alrededor se preguntaban si merecía la pena que el concierto durase más de una hora.
No importa lo que piensen los demás, si a uno le está gustando, además la garganta de Morodo aguantó hasta el final con su más que respetable personalidad. Aunque muchos no compartamos sus tendencias y sus creencias, Morodo nos dio una buena lección de buen ragga que esperamos se vuelva a repetir dentro de poco tiempo.
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