José Bruno: Amor por el ritmo

José Bruno: Amor por el ritmo
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Observaciones: Fotos por cortesía de José Bruno

Uno de los bateristas más admirados y reclamados de nuestro país. Su instrumento se puede escuchar en muchos discos y ficharle para una gira es garantía de calidad en la sección rítmica.

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Jose Bruno (también conocido como Niño y Little Boy) es músico profesional, su instrumento es la batería, y es uno de los especialistas más refutados y reclamados de nuestro país.

Ha tocado con multitud de artistas y grupos, fue el batería de Def Con Dos durante varios años, ha acompañado a Miguel Ríos, Ella Baila Sola, La Cabra Mecánica o Jaime Urrutia. Actualmente toca junto a Fito y los Fitipaldis y Andrés Calamaro.

También ha sido profesor, imparte clinics con cierta asiduidad y escribe en revisas especializadas. En el año 2006 publicó el libro “Baterías y Canciones”, en el que analiza discos y propone escuchas desde el punto de vista de los bateristas. Próximamente publicará “Diario de un Fitipaldi”, un volumen principalmente fotográfico sobre su experiencia en la gira con el conjunto de Fito Cabrales.

Con epicentro en el libro “Baterías y Canciones”, en la siguiente entrevista nos acercamos a muchos de los aspectos de su trayectoria profesional:

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• En los 80 tocabas en grupos de aficionados en Valladolid y en el 85 te fuiste a Madrid y trabajaste de “pincha” en el Templo del Gato con Rosi de Palma de camarera y con músicos y actores famosos como clientes… ¿Cómo fueron tus inicios en Valladolid como músico?

Cuando tenía 16 años un compañero de clase me llevó en su Vespino a una casa donde ensayaba con su grupo. Allí vi por primera vez una batería y una guitarra eléctrica. En una habitación con muy poca luz y forrada de posters de Sex Pistols, Dead Kennedys, Elvis Costello y carteles del Rockola, oí hablar de grupos de los que me hice fan sin ni quiera haberlos escuchado. Pasé muchas tardes viéndoles ensayar sus himnos ramonianos. Había encontrado algo que me apasionaba.

Y eso fue el principio de todo. Y también parecía el fin.

Cualquier persona sensata habría pensado que aquello de pasar las tardes en esa habitación apestosa llena de botellas de cerveza vacías y ceniceros sucios y soportando ese ruido insufrible era, en el mejor de los casos, malgastar la juventud con malas compañías. Lo que para mí era la promesa de un futuro lleno de diversión y satisfacciones no era más que un agujero de macarras, gente insana que sale por la noche y se pasa durmiendo toda la mañana.

En ese agujero de punkys aprendí los primeros ritmos y me emocionaba cuando todos me decían que se me daba bien tocar la batería.

A riesgo de sonar a abuelo de la guerra, tengo que decir que ser punky en Valladolid en el año 83 y andar con el pelo de punta y muñequeras de pinchos era muy divertido. Nadie iba así. No creo que fuéramos más de 20 o 30 punkyes. Era toda una provocación ir llenos de imperdibles y con nuestros collares de perro y las botas de militar pintadas de blanco. La gente nos miraba mal y lejos de ofendernos nos sentíamos muy orgullosos de no ser como ellos. Su desprecio daba sentido a lo que hacíamos, aunque no supiéramos muy bien de qué se trataba. Puede que fuera sólo diversión y lucha contra el aburrimiento, o tal vez había algún trasfondo más que no nos cuestionábamos.

• ¿Y qué te llevó a trasladarte a Madrid? ¿Cómo fue esa etapa tuya en el Templo del Gato?

Fui a Madrid con mi amigo Jimmy que pinchaba en el Templo del gato y él después se fue a Estados Unidos y yo me quedé pinchando. Tocaba con Sex Museum y la verdad es que Madrid no me gustaba nada porque yo quería ser un buen baterista de rock y por entonces no había ningún baterista que me interesara y diera clases. Sólo estaban Pepe Sánchez y el de Barón Rojo y yo por entonces odiaba el heavy.

• Y en el 87 te vas a Estados Unidos, a Los Ángeles, donde combinabas tu trabajo como camarero con clases particulares, porque no te podías costear el Musician Institute… ¿Cómo fue esa época? ¿Tienes la espinita clavada de no haber estado en el M.I.?

La verdad es que a estas alturas no puedo quejarme de nada. Ir al M.I. era una opción que me hubiera encantado pero igual aprendí por mi cuenta todo lo que allí se enseña. Si hay verdadera curiosidad por algo uno se busca la vida, no es necesario ir a la universidad.

En Los Angeles dí clases con profesores del M.I. pero aprendí más viendo conciertos y mi estilo está basado más en musicalidad que en técnica. La canción es siempre más importante que el instrumento.

Después he tenido casi 300 alumnos y he aprendido que la música no se enseña, la música la aprende quien siente la necesidad de ello.

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• Luego regresaste en el 90 a Madrid y comenzaste a dar clases de batería para vivir, además de comenzar a tocar con un montón de grupos… ¿Qué nos puedes contar de esta etapa? ¿Te gustaba la enseñanza? ¿Con quién tocabas?

Volví para tocar con Sex Museum y me encantaba dar clase. Además tocaba con una big band de jazz, un grupo de reggae, y otras bandas de rock del barrio de Malasaña.

• En el 95 grabas Alzheimer con Def Con Dos y para los fans de este grupo, entre los que me encuentro, te conviertes en una leyenda… Ese disco sigue sonando increíble y tu batería es un factor fundamental. ¿Cómo entraste en la órbita Def Con Dos? ¿Al principio se decía que solo eras un tipo al que habían contratado y punto? ¿Te involucraste más allá?

Bull Bull era el baterista de los Def en “Armas pal pueblo”. Y fue él quién me llamó para sustituirle en un concierto. Quedamos en que me aprendería el repertorio y vendría a mi local para dar el visto bueno. A los tres días yo me había aprendido todas las canciones, Bull Bull vino a mi local y recuerdo que me vio tocar unos compases y dijo: “¡ostia, cómo tocas!, ¡me van a echar del grupo!.

Una semana después del concierto, Strawberry me llamó para ofrecerme la posibilidad de quedarme en el grupo.

En Def Con Dos yo estaba totalmente involucrado porque Strawberry me invitó a ser parte de la sociedad mercantíl que contrataba los conciertos y después para “Ultramemia” compuse la música de tres canciones: “Señores”, “Promiscuidad” y “Tus Monsergas”, además de aportar el famoso anuncio de mi contestador en el que un fan prometía invitarme a un chino y a un “tripi” si le daba una clase, “Le invito a un chino, pero sólo si es el batería de los Def Con Dos”.

Era un grupo tremendamente divertido. Sé que nunca me reiré tanto como en la furgoneta de los Def. Era todo de verdad, muy genuino, Strawberry y Juanito Sangre eran los que tenían la genialidad para todas esas ideas muy absurdas y divertidas como hacer un calendario con nuestras madres en bolas y miles de ocurrencias con las que no parabas de reírte. Lo que salía en los discos era sólo una parte de lo que se cocía entre nosotros en los viajes.

• Las letras de Def Con Dos estaban llenas de ironía, pero también planteaban cierta forma de ver la vida y de enfrentarse a lo establecido… ¿Te sentían identificados con esos mensajes?

Por supuesto, y sigo escuchando mucho a Def Con Dos, son letras buenísimas. Strawberry es un génio. Sin duda alguna. Canciones como “Que no te Cojan” o “Pánico” o “Insonorizate” son obras maestras. En su estilo nadie se le ha acercado. Es único en su clase y creo que esto es lo mejor que se puede decir de un artista.

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• ¿Qué fue lo mejor para ti de esa época?

Todo lo que pasaba era lo mejor. Fue el primer grupo con el que tocaba delante de miles de personas y encima ganábamos dinero, además hicimos tres discos de oro cantando esas burradas. ¿Que más se le puede pedir a la vida con 27 años?.

• Por cierto en las canciones de Def Con Dos se combinan baterías reales con ritmos programados… ¿Exige una técnica, o un planteamiento especial, tocas en ese contexto?

Ser capaz de tener la precisión de una caja de ritmos y además añadir emoción e intensidad a la música. Cada estilo tiene sus cosas. Nada es fácil si lo quieres hacer bien. Ni tan difícil si le echas las horas suficientes.

• Luego fichaste por la banda de Andrés Calamaro. ¿Te dio pena dejar Def Con Dos? ¿Qué significó para ti trabajar con Andrés Calamaro?

Tocar con Calamaro fue un sueño hecho realidad. Me dio pena dejar a los Def pero la oportunidad de tocar con Andrés era irresistible. Además, siempre he escuchado muchos estilos de música diferentes y al final con Def me aburría tocando doble bombo y golpeando muy fuerte.

Cuando me fui, los Def tuvieron muchos problemas para encontrar a alguien que fuera capaz de tocar doble bombo tan rápido y después de la gira de Calamaro volví con ellos para dar diez conciertos hasta que mi hermano se aprendió el repertorio.

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• Sino me equivoco, después grabaste y giraste con Jaime Urrutia y con Ella Baila Sola… ¿Qué tal esas experiencias? ¿Tocar con un grupo de pop comercial como Ella Baila Sola te resultó interesante?

En mi opinión, ganarse la vida tocando música aunque sea en una orquesta de baile es un privilegio. Pero si puedes tocar la música que te gusta, entonces eres un afortunado.

• Y tras ellos La Cabra Mecánica… ¿Qué tal los años con ellos?

Con La Cabra también fui sustituto por un día, como en los Def, y me quedé tres años. Lichis hace canciones muy buenas y “Vestidos de Domingo” es un discazo impresionante. Hicimos más de 200 conciertos en dos años y lo pasamos en grande. Y me gustaría en el futuro volver a tocar con Lichis.

• Luego por lo que sabemos has diversificado mucho tu carrera… has tocado con un montón de gente, desde Miguel Ríos a Fito o el grupo Mr. Funk, has hecho clinics con cierta frecuencia y has escrito en revistas, además de publicar un libro… ¿Cuál es tu actividad profesional principal… músico de estudio, de directo, alguna de las otras…?

Hacer clinics es algo que siempre quise hacer y ahora con el libro tengo una buena excusa.

Durante una temporada toqué el bajo. También hice música electrónica y en el 2003 empecé a escribir en revistas. Como músico tengo mucho tiempo para desarrollar otras actividades y me encanta intentar cosas nuevas. Ahora estudio fotografía y preparo otro libro de batería.

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• Tu libro, que publicaste en el 2006, “Baterías y Canciones”, me ha encantado. Eso sí, en el texto parece que lo diriges a baterístas y yo he sentido que era de interés para cualquier músico o persona muy aficionada a la música… Yo no toco la batería, soy principalmente periodista musical, aunque ejerzo de productor Hip Hop y estoy estudiando piano. ¿Lo concebiste realmente para baterías o en ese otro sentido más amplio?

Siempre hay que entender un instrumento como parte de un contexto musical, cualquier otro planteamiento es absurdo. La técnica puede ser perfecta o ridículamente inapropiada dependiendo del tipo de música que estés tocando. Mi escuela, como la de tantos y tantos músicos son los discos. En “Baterías y Canciones” quería hablar sobre mis discos favoritos, sobre los discos clásicos que han servido de inspiración a muchos bateristas y que seguirán siendo para siempre el sitio a partir del que los futuros baterista construyan sus propios estilos.

Todos los bateristas, aunque a veces no seamos conscientes de ello, estamos influenciados por John Bonham o Steve Gadd y muchos otros clásicos que inventaron una forma de tocar tan musical y tan bella, que es ineludible acercarse a una batería y no tocar cosas que son elementos del lenguaje de estos maestros.

“Baterías y Canciones” es un libro único en el sentido de que no existe otro libro en castellano que analice el estilo de estos maestros y sus mejores grabaciones.

• ¿Y qué tal de repercusión ha tenido el libro ahora que lleva algo más de un año circulando?

Muy buena, se vendió la primera edición de 1000 ejemplares y en breve saldrá la segunda.

• Por cierto… Hago programaciones Hip Hop y en esta música tiene mucha importancia los ritmos. Leyendo tu libro comprendí aún más los matices que aporta un batería real… ¿Cómo ves tú la música con ritmos programados? ¿Dentro de esas técnicas también distingues entre gente que lo hace realmente bien y otra que no?

Por supuesto. Son maquinas, pero detrás están mentes muy creativas. No estoy muy puesto en electrónica pero me gusta mucho el nu-jazz y Jazzanova, Llorca, Herbet, 2Many DJs, y muchos otros.

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• Eres un profesional de la música. Eso está claro… Aunque los aficionados siempre pensamos que “lo artístico” debe estar por encima del dinero. El caso es qué, como profesional que eres, ¿siempre dices sí a un trabajo bien pagado o pesa de alguna manera en ti que el producto vaya tener cierta calidad?

En mayo del 2006 dejé una gira de 40 conciertos muy bien pagados por hacer uno sólo con Andrés Calamaro. Muy poca gente puede presumir de haber hecho algo así. La mayoría de la gente que hace giras grandes perdió el norte de lo que musicalmente querían hacer a base de tocar repertorios infumables. Pero no pretendo parecer un héroe, hay veces que puedes elegir y hay veces que simplemente necesitas el dinero.

Una situación que se da mucho es que no te guste la música pero las personas que la hacen sean gente encantadora. También me han tocado las situaciones de ensueño: gente que me ha tratado muy bien y encima tocando lo que me gusta.

• El mundo de la música profesional parece mágico desde fuera… giras, fama, dinero… Aunque supongo que la realidad no es tan sencilla… Cuando llegas a cierta edad y tal vez surge en uno la inquietud de estabilizarse y formar una familia. ¿Resulta un reto o una dificultad añadida el ritmo laboral, y los viajes, de un músico?

La vida es complicada para todo el mundo. Vivir ya es un reto. Ser músico tiene sus cosas malas pero no me imagino una forma de vida mejor: viajes y mucho tiempo libre para desarrollar proyectos propios.

• ¿Cómo ves, desde tu punto de vista, la situación de la industria discográfica? ¿Crees que los discos “físicos” seguirán existiendo muchos años?

Seguirán existiendo los conciertos como celebraciones y seguirá existiendo la necesidad de la gente de escuchar música no importa el formato.

La música es el único arte necesario. Mucha gente vive sin ir a un museo o leer una novela. Pero ¿quien no se ha emocionado cantando alguna canción o ha sentido algo especial cuando ha vuelto a escuchar una vieja melodía?.

La música tiene un poder increíble y desde arriba del escenario eso lo sientes cada noche. Veinte mil personas escuchan las primeras notas de una canción e inmediatamente gritan y saltan de emoción.

Pocas cosas consiguen eso. Para mi la música, aunque suene un poco pedante, es una fuerza espiritual, algo tan abstracto como unos sonidos, que son capaces de conmovernos en lo más profundo.

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• Estos días se ha elegido al “Chiqui, chiqui” para representar a España en Eurovisión. Está claro que es una broma musical, que ha llegado tal vez demasiado lejos, pero la cuestión es… ¿Crees que en España hay un nivel aceptable de cultura musical?

Ahora en España hay muy buenas bandas haciendo cosas interesantes. Mejores que nunca. La gente tiene mucho interés por el rock de todas las épocas y a través de Internet puedes investigar y conocer cosas viejas y nuevas.

Pero también nos gusta mucho reírnos y seamos claros, Eurovisión siempre ha sido una horterada infumable, no conozco la polémica porque me pilla de gira por sudamérica con Calamaro, pero me parece muy divertido y una forma de burlarnos de ese de festival. ¿Qué pasa, que ahora Eurovisión mola y hay que tomarlo en serio?

• ¿En que grupos tocas actualmente?

En el 2007 hice la gira de Fito y Fitipaldis, ha sido un privilegio poder tocar con Fito. Durante la gira escribí un diario y también hice fotos en cada concierto. Cuando terminamos los 103 bolos le regalé mi diario maquetado con las fotos a Fito, que le gustó tanto que está en manos de una editorial que lo va a publicar este año bajo el titulo “Diario de un Fitipaldi”. En el hablo de lo que sentí y lo que viví como músico haciendo una gira de rock a la que asistieron casi un millón de personas y que duró quince meses durante los cuales pasamos por momentos buenos y malos.

• Y nada más…darte la gracias por tu tiempo y dejarte espacio para si deseas añadir algo más…

Mi web es www.josebruno.com donde hay información sobre las actividades que voy desarrollando, tanto giras como seminarios de batería y demás.

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

Sobre los autores del artículo:

F-MHop
Jefe de redacción de La Factoría del Ritmo desde su fundación en 1995. Ha colaborado en diversas publicaciones musicales, entre las que se encuentran Rockdelux, Hip Hop Life, Hip Hop Nation, Serie B, Metali-k.o., Zona de Obras, Pulse! Latino o Astur Music. También ha hecho radio, colaborando con Onda Cero, Arco FM y Onda Verde Gijón. También fue beatmaker en el grupo Soul Dealers, practicantes de un Hip Hop combativo y comprometido.

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