África, corazón de niño, delito del blanco, vida, música contra la pobreza, palabra vital... Danza, reivindicación, instrumentos, voces hábiles y hábidas, baile, diversión y fusión.
Releo el mail de F-MHop. Hay que estar antes de las 20h para recoger las acreditaciones en la Sala Bikini. Emblemática y contemporizadora sala barcelonesa. Un bus de la línea 33 me lleva para allá en el 2º día de calor añejo abierto al turismo de rebaño de este cercano 1 de mayo, que celebra el misterio de eso conocido antes como trabajo y que ahora es soledad de soledades, manutención de liberados sindicales, los cuales aún hablan con chaqueta de pana, pero con corazón de billetera para sierv@s de la gleba tecnocrática.
Bajo del bus. Mutua de Seguros, Consell del Audio Visual, primer tropezón y no con un regalo canino precisamente. Hasta las 20:30 h no me darán las acreditaciones. Así que vagabundeo por la macrobobería de L´Illa Diagonal. Monumento del turismo del gasto, vía crucis de pasarela pedante y freak más que otra cosa.
Comienza a llover y decido posponer el paseo. Una caña y una de bravas en la terraza del bar me relajan y alimentan. He visto algunos músicos salir de la sala Bikini minutos antes. Se toman algo en un bareto fronterizo en la calma de la profesión, de la raza y del músculo de la necesidad de un horizonte más vivo en una realidad ajena a la personalidad, con magulladuras de franquicias.
Más tiempo de espera en Bcn. Puerta de entrada, seguridad a la carta, miradas abiertas lejos de ojos anestesiados. En una pared veo el cartel del concierto de “Def con Dos” para el 13 de mayo en la Razzmatazz.
Ya estamos Viky, mi compañera, y yo, dentro, en el vientre del espacio. Dos mujeres del ballet nacional de Costa de Marfil, África d´Ivory, danzan con ritmos de percusión que impresionan, pero que nos hablan sin edad, más bien a modo de transmisión de valores. Saltos, manos, instrumentos de percusión en rítmica presencia, con una 2ª pieza de sonoridad rápida al tiempo que degustamos unas empanadillas llamadas “samosas” con un sabrosón punto picante.
Nueva instrumentalización en el escenario. Ropa holgada. Nos mecemos al ritmo de cuerdas y de voces suaves, casi un viento, el movimiento es una ondulación, modulan instantes que aplaudimos ya más de un centenar de personas.
A las 9:40h dos maestros de ceremonias nos anuncian la próxima actuación de Abdeljalil Kodssi. Música de esclavos del Senegal que llegaron a Marruecos. Ritmo caliente desde el primer momento para bailar. Violín, batería, teclado, instrumentos africanos, belleza a dos voces, eclosión la de Abdeljalil, en un primer tema de unos 10 minutos. La fusión de instrumentos de las dos culturas se enriquece con la aportación electrónica del teclado. La batería nos da cuenta de una sintonía brava.
El 2º tema nos remite a Etiopía, cántico más álgido, seguido, nos lo cuentan en un perfecto catalán, de una canción sobre todos los problemas de Palestina. Dolor, aspereza, el violín es más estático, seriedad en los cinco músicos, en un tiempo más reflexivo. Debemos ya rondar las 200 personas que agradecemos unas luces violáceas conjuntadas para recitarnos secuencias de amor. Tiene un registro diferente, hay variedad en este asunto, con los instrumentos siendo flores de 4 minutos que nos alejan de la chatarra traumática que nos rodea en la calle y las casas en un pastoreo de entretenimientos pasivos, como si nos entrenaran al suicidio.
En el siguiente tema se nos recuerda que van a sacar su 2º disco y a las 22:15h nos llega la última campanada en un deseo de paz titulado “Suerte”. Los colores de las luces de los focos van mezclando sensaciones mientras los tiempos varían en orden perfecto y tenemos un espacio celta a base de ráfagas de violín. Saltamos y sudamos para reír y aprender con lo que nos cuentan los dos maestros de ceremonias.
Es el turno de Nino Galissa, de origen mandinga, y de su banda, mientras un barbudo trajeado liga sin parar y una pareja de cincuentones, invitados por “El Periodico”, aferrados a la barra beben y disfrutan, siendo importante destacar que la gente del concierto tienen un programa de radio en Radio Gràcia. Música africana con dos horas seguidas de ritmos. No me preguntéis el día, se me escapó mientras anotaba a oscuras y bailaba.
Nos dicen que la cultura mandiga es la de un pueblo sin complejos. Nino sacará un próximo disco titulado “África today”, del que nos ofrece algunos temas haciendo un recorrido por sus creaciones.
A la izquierda del escenario dos mujeres, una blanca y una negra, haciendo coros y cantando. Delante, a ambos lados, percusión imparable a ritmo de giros musicales de Guinea Bissao. Bajo, guitarra, teclado, batería y Nino. En total 9 personas de fuerza solvente.
Hay mucha fusión de ritmos, tiempos diferentes y arreglos en un primer tema que afianza el clan, la voluntad popular, el 2º es de mezclas. La guitarra eléctrica hace un juego al despliegue africano acunando la velocidad de las perscusiones, destacando el núcleo del bajo durante toda la pieza.
El tercer tema hace una entradilla jazzística, pelín pop, y la guitarra aporta un ritmo sinfónico con un medio punteado. Se reivindica a a Ginea. El sonido africano viene fuerte en un tema dedicado a Barcelona pasando a un reggae clásico dedicado a su madrasta por el cantante. Reggae de connotaciones musicales eruditas que da se desvincula de las vueltas tópicas del sonido y evoluciona como una pieza propia.
El 8º emite cierta oscuridad, medio tiempo en el que se nos cuenta desde la tribu, desde la comunidad, la producción técnica aporta pequeños arreglos, la luz es más dulce, el riff de la guitarra permite una pequeña fusión con el rock. Es un tema directo, potente, como todo este directo del concierto. Después se incorpora un nuevo guitarrista con un tema sorpresa del nuevo disco. Pieza romántica, aportación solista desde las cuerdas sin bajar en ningún momento el flamante rimto delas dos mujeres ni de las percusiones, ni, evidentemente, del chorro de luz que es la voz de Nono Galissa que te deja quieto y para cualquier despiste.
Sobre las 23:25h, ya van más de dos horas de festival, la maestría de la voz de Nino se junta a un sonido eléctrico paralelo al africano que no había escuchado nunca. Escuchamos una reivindicación de pueblo contra la represión y el amorfo juego institucional que también se elabora en España sobre la realidad de emigración y pobreza del pueblo africano.
Nino hace subir a una buena parte de asistentes que bailan al son de una amistad que permite la música.
Todo lo bueno se acaba y un episodio grotesco que nos pasa en un bar no enturbia esta buena racha de tiempo de acción directa musical y cultural que Viky y yo hemos podido degustar.
También puedes leer el artículo “previo” que publicamos sobre este evento cultural: Festival Africano – Tercer Encuentro Griot
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