Octavo trabajo discográfico de este grupo asturiano, en el que ofrecen trece temas combativos, con base en el rock y con influencias ska y folk.
Sin abandonar la madurez y diversidad musicales que comenzaba a percibirse en "Sube la marea", Dixebra, que siguen siendo harto desconocidos teniendo en cuenta su calidad artística y su bagaje, vuelve a deleitarnos con un nuevo álbum que no tiene desperdicio, y al que le sobra de todo menos mediocridad. "Esin Novedá" es un disco también variado y novedoso (sirva de ejemplo, entre otros, las bases electrónicas y los sckratches que llegan a aparecer como fondo en "Mesmu cantar" o "Somos"), más grave y contundente que el anterior y seguramente el más roquero (que no clásico) hasta la fecha; de ahí los delirios guitarreros que pueblan todo el disco en detrimento esta vez de la gaita de eléctrica de Fernando Rubio, que si bien tiene menos protagonismo cuando aparece lo hace con mayor virtuosismo y brillantez. En cuanto a los textos (en bable como no podía ser de otra manera, aunque sin traducir como en otras ocasiones, lo cual se echa en falta), vuelve a predominar la actitud contestataria, una postura crítica que no cae en el insulto fácil y que se agradece sobremanera en estos tiempos de globalización, militarismo y conformismo patológico. Ajenos a toda presión, a los avatares de la industria y los rigores de la fama Dixebra sigue su curso, y es en este momento cuando los asturianos parecen haber entrado en una fase de plenitud artística, la etapa, a fin de cuentas, que les llega a las grupos que han crecido paulatinamente a fuerza de trabajo y talento, o sea, a los buenos grupos.
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