No hay mejor manera de empezar un fin de semana tan largo como el que disfrutamos la semana pasada que con un concierto. Y qué mejor concierto que uno donde la magia y el encantamiento le envuelven a uno para devolverlo a casa como nuevo, purificado incluso diría yo. Sin duda, este grupo lo consigue siempre, llevarte a otra dimensión donde es todo paz y rabiosa belleza. Y me quedo corta, porque a veces las palabras no valen para describir la explosión de sentimientos que te inyecta en vena la sobrenatural voz de Leo Jiménez. Si es posible enamorarse de una voz, yo me declaro desde ahora mismo cautivada por ella.
Desde bastante tiempo antes de la hora pactada decenas de personas se agolpaban ya delante del escenario, ansiosas de entrar en la catarsis llamada SARATOGA. Gente de todo tipo, jóvenes y menos jóvenes, seguidores del metal y de cualquier otro estilo componían el público. Y es que es muy difícil hacer un perfil fundamentalista del seguidor de este grupo, porque son ya tan heterogéneos y tan brillantes que cualquiera se puede dejar caer en sus redes de seducción. Esta es otra de sus incontables virtudes. En pocos instantes, la plaza quedó abarrotada, sin que te dieras cuenta estabas ya formando parte de la masa que, nerviosa y expectante, aguardaba el momento de explosión.
Pero antes debía hacer los honores otra banda telonera, que acompañaba a los madrileños en Puerto de Sagunto. Se trataba de los valencianos HELDAR que fueron los encargados de caldear el ambiente de la noche valenciana. Tocaron cerca de una hora e hicieron un concierto potente y entretenido, con un vocalista con mucha fuerza y ganas de hacerlo bien. El set list giró en torno a su disco “Senderos de un sueño” del que tocaron temas como: “Condenado a vivir”, “Sigue tu camino”, “Más allá del mar”, “Valle de lágrimas”, “Cuando miro dentro”…entre otros. Mención especial merece la balada “Tan sólo un día” que sin duda fue uno de los momentos más emotivos de la noche. También nos sorprendieron con una genial versión de Pantera para regocijo de los allí presentes y especialmente para sus seguidores, entre los que me incluyo.
Heldar siguen ganando tablas en cada concierto que dan y estoy segura de que les espera un gran futuro por delante y el haber actuado delante de tantas personas no caerá en saco roto. Un diez para ellos.
Y tras unos momentos de espera, y con el público a rebosar, poco a poco fueron entrando los miembros de SARATOGA al ritmo de los sonidos inquietantes de la intro. La ovación se multiplicó por cien cuando entró él, el vocalista Leo Jiménez. Absoluto silencio fue el que reinó entre el público; nadie gritaba, nadie cantaba más que sin voz…todos embaucados solamente con la luz que inundaba todo el escenario. Hechizados como serpientes por esa voz y esa dulzura, nos movíamos levemente al ritmo de la batería. El sonido era muy bueno, limpio y claro, y a la vez, potente. Y sólo era la primera canción. Los aplausos se extendían casi hasta el infinito entre tema y tema, provocando las más sinceras sonrisas de agradecimiento de todo el grupo. El set list estuvo formado por temas de su nuevo trabajo intercalados con otros de sus anteriores discos como: “ Vientos de guerra”, “perro traidor”, “ángel de barro”, “con mano izquierda”, uno de sus himnos más completos. “San Telmo 1940”, “Las puertas del cielo”, “ Blanco y marfil”. Tras esta llegó un corto respiro donde Niko y Jero nos deleitaron con “Salvaje”, con un trozo del clásico “Smoke on the water” de Deep purpple que dio paso a “Lejos del Tiempo”, y por fin, las baladas: “Lejos de ti” y “parte de mi” para finalmente llegar a la sublime “Si amaneciera”, con la que a la totalidad de la audiencia se le pone el bello de punta, y seguro que le cae más de una lágrima interior o exterior (nunca se sabe)… llegó el turno del potente “Maldito corazón” para cerrar con “buscando el perdón”.
La banda volvió a escena rauda y veloz ya que el tiempo apremiaba para terminar. Tocaron “No” y “Mi Ciudad” junto con las versiones a METALLICA con “Enter Sandman” y JUDAS PRIEST con “Painkiller”, versiones que el público jaleó y agradeció, y el adiós llegó con un “A Morir” matador.
El balance de este concierto es fácil de deducir después de leer esta crónica. Impecables, increíbles, mágicos, fascinantes…sin palabras. Y así nos volvemos a nuestras casas, con nuestra rutina de siempre, con el sentimiento a flor de piel, y las mariposas del estómago aún excitadas.
Artículo y fotos: Cristina Cuenca.
(Fecha de publicación: 2005/04/07)
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