La banda madrileña ofreció un show en la Sala Next Level de la capital manchega donde repasó todos sus grandes éxitos.
Concierto celebrado el 7 de marzo de 2025.
La noche invitaba a quedarse en casa y ver una peli en compañía de la parienta y de un buen brasero. Pero ocasiones como éstas requieren de una mayor dosis de voluntad y de un amor al rock que él que suscribe siente desde tiempos inmemoriales. Así que nos liamos la manta a la cabeza y nos fuimos hasta la céntrica sala toledana para ver el show de Fortu y los suyos.
Así que a las 21.00 horas (que ya vamos mayores y no se puede trasnochar) más o menos dio comienzo el concierto, con alrededor de unos 200 espectadores en este coqueto recinto. El escenario era peculiarmente bajo y no muy espacioso, por lo que los músicos estaban bastante apelotonados y el público prácticamente encima de ellos. Es del agrado de muchos artistas este tipo de configuración pues facilitan la interacción con sus fans. El trio instrumental hizo acto de presencia en el escenario mientras sonaba la intro y, con los primeros compases del clásico “Necesito más” el vocalista de la banda completó el cuarteto sobre la palestra. Saltó el cantante vallecano con una indumentaria juvenil y con sus clásicos bailecitos que acompañan a esa voz por la que parece que no pasa el tiempo. Tras este tema suena “La Raya” y viene el primer momento top de la noche con la dupla de “Él que más” y “Corre mamón”. A estas alturas de concierto no hay nadie en la sala que no haya movido su esqueleto con la música de la banda, que acompaña su espectáculo musical con una pantalla gigante donde se proyectan pasajes relacionados con la temática de la canción que está sonando en ese momento. Por ejemplo, en “El que más” se pueden ver diferentes fragmentos de una película del género “quinqui” mientras que durante “Corre mamón” podemos ver al ínclito presidente de los Estados Unidos en la pantalla. La sinergia con el público es tan grande con solo cuatro canciones que Fortu choca con frecuencia sus manos con las de los espectadores de primera fila que, incluso en ocasiones, le palmean el culo. Si es que es todo un ser…
A ritmo de frenopático se suceden más temazos de esta histórica banda de nuestro rock y podemos escuchar canciones como “Te visitará la muerte”, “Autopista” o el “Qué te jodan”, que enciende aún más al público presente. Y lo mismo le da cantar mientras chupa un caramelo que mientras reparte mazapanes entre el público, pues para eso está en la capital de este celebérrimo dulce y además presumiendo de sus genes bolos (su familia procede de Almorox y Fuensalida). Tras 50 minutos de concierto es momento para tomar algo de aire y, con una de las pocas baladas escritas por el grupo (“Complaciente o cruel”), toma asiento sobre el bombo de la batería y recupera algo de energía.
Pero todo esto fue un espejismo, pues tras la calma volvió la tormenta. En un plis pasa de estar sentado en la batería a subirse al bombo y ya, con los acordes de su conocidísimo “Dinero, dinero” deja hasta que el público cante por su micrófono u obliga a apagar las luces de la sala y que el público juegue con la linterna de su móvil.
El concierto va llegando a su fin (es lo que tiene poder ver el set-list sobre el escenario) pero va a ser difícil apaciguar al respetable. Así que para dar de sí los tres temas que le quedan aprovecha para presentar (a los acordes de “Preparate”) a la banda, entre los que se encuentra su incombustible (y primo como él dice) Paco Laguna, inseparables desde hace tantos años. Sin embargo, la puesta en escena más peculiar es la del batería Carlos Mirat, que hace subir sobre el escenario una escalera y se toca una sinfonía sobre los escalones de la misma. A estas alturas de show, y con tanto ajetreo, una de las placas del escenario ha cedido y amenaza con hacer un boquete sobre el mismo. Pero ya queda poco por exprimir del repertorio. Suena el “Vamos muy bien” y con ello se da por cerrado (de momento) el concierto. Han sido noventa minutos, pero para nada “molto longo” (como los del Bernabéu). Así que, tras la petición unánime del grupo para que se tocaran un tema más, la banda vuelve a saltar a las tablas para finiquitar el asunto con su “Pesadilla Nuclear”, un tema tan de moda con el mundo gobernado por tanto pirado como los que tenemos ahora.
Así que en resumen un buen show de la banda madrileña, algo corto quizás (nos faltaron algunos clásicos como “Yo solo lo hago en mi moto” o “Esta ronda la paga Obús” o temas más modernos como “No me lo digas más”) pero sin embargo dejando a las claras que para llevar más de 40 años sobre los escenarios tienen mecha para rato. Así que de momento que siga explotando el Obús allá donde vaya.
Por lo pronto tiene fechas cerradas Guadalajara, Valencia, Parla, La Rioja o incluso un salto al otro lado del charco. Tenéis más info en www.calleunderground.es
La Factoría del Ritmo da las gracias a la gente de Calle Underground y a Sara Moreno de Background Noise por las facilidades para asistir a este evento.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).
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