Un lugar de ensueño para disfrutar de la música de Kiko Veneno, Muchachito Bombo Infierno y Estopa, en la edición 2024 de un festival muy especial.
Si como dicen bailar cura el alma, todos de allí salimos más sanados. El entorno espectacular, naturaleza en bruto, perdidos en la sierra de Gredos, junto a Hoyos del Espino, en Ávila. Todo preparado para reunir a más de 12.000 personas, en un espacio que se abría enorme y escondido.
Todo empezaba al grito de Fuego. Un Kiko Veneno, por el que no pasan los años pero que, si exhala música y buen rollo, nos regalaba grandes éxitos de su carrera, alguna cosita nueva, pero, sobre todo, ritmo que no dejaba de mover caderas y provocar sonrisas y caras de felicidad. Durante un momento, salió Muchachito a acompañar a su Tito Poison, que después de una dedicatoria a Peret, padre de toda esa rumba que escucharíamos esa noche, se despedía con “Joselito”, el jornalero de la mar de Conil de la Frontera, y con miles de voces coreando su nombre.
Llegaba el momento de la salida a escena de los “cabeza de cartel” de la noche. No en vano venían de llenar estadios con “Estopía”. Presentando el nuevo trabajo, y haciendo recorrido por sus míticos temas, los hermanos Muñoz ya tenían a todo el público en el bolsillo desde el principio. Con su cercanía, esa humildad que los hace grandes, se marcaron dos horas de bolo en el que no faltó de nada, ni siquiera el Seat Panda… Rodeados de proyecciones de su barrio de Cornellá, una puesta en escena grandiosa en efectos al principio, volviéndose íntima con ellos dos en algún momento, desarrollaron su discurso de paz y amor versión calorro.
Estopa no defraudó a nadie, muy al contrario, el público vibraba en cada tema, coreando cada una de sus estrofas, y bailándolo todo.
Entraba después Muchachito Bombo Infierno, que cerraba la fantástica noche con sus ritmos trepidantes, esa mano diabólica rasgueando la guitarra y una banda compacta marcando los tiempos precisos de su bombo.
Jairo como siempre desata la locura ya poco contenida de los asistentes, y la fiesta termina saltando.
Una despedida con sus compadres los Muñoz, juntos en el escenario, para dar por finalizada una noche que lleno a todo ese aforo de alegría y felicidad durante las seis horas que duró el maratón rumbero.
También puedes ver la galería fotográfica: “Músicos en la Naturaleza: 20 de julio de 2024, Sierra de Gredos“.
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).