Una feliz aventura musical de Iñigo Muguruza, que sorprendió a finales de los años 90 con ritmos de inspiración latina y jamaicana
La editorial vasca Elkar en coedición con Esan Ozenki Records, ha lanzado recientemente una caja con los cuatro discos del grupo Joxe Ripiau, publicados por primera vez en formato vinilo. Una gran oportunidad para repasar la discografía de esta singular banda.
Joxe Ripiau nació en el año 1996 por iniciativa de Iñigo Muguruza, el bajista y guitarrista vasco que mucho recuerdan por Kortatu y Negu Gorriak, pero que tuvo una trayectoria mucho más extensa, pasando también por Desband, germen de Beti Mugan, y Delirium Tremens. Pero destacando sobre todo el hecho de que fue el impulsor y líder de cuatro grupos: Joxe Ripiau (1996 a 1999), Sagarroi (2001 a 2010), Lurra (2013 a 2017) e Hiru Leike (2017 a 2019).
En 1996 el exitoso grupo Negu Gorriak estaba en plena ebullición y muchos fueron los acontecimientos que lo rodearon: conciertos en la península ibérica, lanzamiento del disco “Ustelkeria” (álbum de rarezas destinado a recaudar fondos para afrontar el proceso judicial en el que estaban inmersos frente al Teniente Coronel de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo), gira por Sudamérica, visita de dos miembros (Fermin y Mikel) a Chiapas, detección de Mikel en México y posterior expulsión del país, grabación de un nuevo disco y la sorpresa, el 31 de octubre, del anuncio realizado por Fermin Muguruza en el diario “Egin” de la disolución del grupo.
Ese mismo año, en mayo, se publicó el primer disco de Joxe Ripiau, un proyecto paralelo de Iñigo Muguruza que nació sin pretensiones de continuidad, como una mera diversión.
Este lanzamiento no tuvo ninguna influencia en la disolución de Negu Gorriak, como se pudo pensar en aquellos momentos, y es posible que la trayectoria de aquel nuevo grupo se desarrollara en la manera en que lo hizo porque Iñigo tuvo más tiempo libre para dedicarle un tiempo del que de otra manera no hubiera dispuesto.
Iñigo ya venía mostrando anteriormente un especial interés por Sudamérica, como lo demuestra el hecho de haber participado durante cuatro meses como brigadista en las campañas de apoyo al Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua tras la disolución de Kortatu en 1988.
En uno de los viajes a eses continente paso una temporada en la República Dominicana donde descubrió a un tipo de agrupaciones musicales típicas de aquel país, formadas por 3 o 4 músicos y que interpretan ritmos folklóricos con instrumentos como la güira, el acordeón o la tambora dominicana.
La energía que desprendían aquellos combos, conocidos como “perico ripiau”, le inspiraron para crear a Joxe Ripiau, contando con su hermano Jabier Muguruza como acordeonista, el percusionista Sergio Ordoñez tocando el güiro y las percusiones (quien en aquellos años tocaba en La Bemba Blanch) y encargándose él mismo de la voz, el bajo y la guitarra.
Con esa formación grabaron en una sola semana el primer disco.
“Positive Bomb” (Esan Ozenki, 1996).
Con el único propósito de divertirse y sin más pretensiones, el trío acudió a los Estudios Katarain, en la localidad navarra de Azkarate, para ponerse en manos de su director, Ángel Katarain, como técnico, y registrar en tiempo record el álbum debut.
La grabación se hizo de manera espontánea, sin refinamientos ni multitud de tomas. Colaboraron Fermin Muguruza, con voces en “Positive Bomb”, Andoni Basterretxea (de Delirium Tremens) voz en “Munduko Nagusi” y Cristóbal Lezkano, bongos, en “Adan”.
La mayoría de las composiciones son de Iñigo Muguruza, si bien Fermin aportó parte de la letra a “Positive Bomb”, Andoni Basterretxea compuso íntegramente “Munduko Nagusi” y se incluyeron varias versiones: “Izar Txikia” (versión de una canción popular irlandesa), “Gerezi Begiak” (de Eric Donalson), “Margarita” (de Raulín Rodríguez), “Presaka” (de The Maytals) y “Clouseau Inspektorea” (de Henry Mancini).
El disco resultó ser rabiosamente fresco, con una energía desbordante y tuvo la capacidad de dejar boquiabiertos a los seguidores más rockeros de Iñigo, que vieron como el músico se alejaba totalmente del rock y la música contundente.
En este disco hay reivindicación, pero embutida en unas canciones que desprenden optimismo a raudales.
En la batidora entraron cumbia colombiana, ska, reggae y raggamuffin.
Jabier Muguruza, en una reciente entrevista al diario “Noticias de Guipuzkoa”, habla sobre la primera actuación que dio el trío, en Vitoria, en la cual “Iñigo estaba muy asustado antes de salir al escenario y me dijo que no era lo mismo sentir que estabas en el centro del escenario, al micrófono y como líder, que tocando el bajo detrás”. (https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/cultura/2023/12/09/jabier-muguruza-joxe-ripiau-proyecto-festivo-alegre-7616796.html).
Cabe señalar el importante papel que jugó Jabier en toda la discografía de Joxe Ripiau, especialmente en los dos primeros discos, pues establecía la base armónica y también marcaba el ritmo.
“Karpe Diem” (Esan Ozenki, 1997).
La separación de Negu Gorriak a finales de 1996 dejó el camino despejado para que Iñigo se volcara en su nuevo proyecto, grabando un segundo disco que se publicaría en abril y comenzando una etapa de creciente éxito en directo, pasando de la sorpresa y el escepticismo inicial, a una progresiva aceptación, que se inició con una buena acogida en Cataluña y la posterior feliz recepción en Euskal Herria.
Este nuevo disco se llamó “Karpe Diem”, haciendo alusión a la locución latina que invita a aprovechar el presente. Se grabó también en Estudios Katarain, pero en esta ocasión los aparatos de grabación los manejó Kaki Arkarazo.
Además del trío fundacional, colaboraron Juanan Díez al trombón, Angel Valdés a las percusiones, así como Fidel Nadal y Pablo Molina “Pablito” (de Todos Tus Muertos) cantando en dos canciones (“Deabruaren kunbia” y “Izpiritu librea”).
De casi la totalidad de las composiciones se encargó Iñigo Muguruza, si bien en tres canciones también participó en su creación el percusionista Sergio Ordoñez. Además, en las letras Iñigo reconoció una gran influencia de Eduardo Galeano (“El Alamo gogoan”), Rabindranath Tagore (“Karpe Diem”) y Tom Spanbauer (“Sekretua entzutea da”).
Este se trata de un disco mucho más depurado y detallista, donde se incorporan samples, los arreglos instrumentales son más delicados y se incrementó la presencia de ritmos latinos frente a las sonoridades jamaicanas. La incorporación del trombón, Asier Itruarte, a partir de este momento 4º miembro de la banda, con un músico de apoyo en la grabación, aportó pasajes melódicos que contrastaban con los que protagonizaba el acordeón, reforzando el concepto sonoro del grupo y abocando a que en la siguiente grabación ya se incorporara como un instrumento fijo en estudio y directo.
Entre los temas incluidos está “Paradisu Zinema”, que hace referencia a la película “Cinema Paradiso” de Giuseppe Tornatore reflejando la gran pasión de Iñigo por el séptimo arte y adelantando lo que sería el siguiente disco del grupo.
En año de lanzamiento de este disco, 1997, regrabarían una de las canciones del primer álbum, “Margarita”, para interpretarla en asturiano, con el objeto de ser incluida en el recopilatorio “L’asturianu muévese”, en el que también participaron grupos como Siniestro Total, La Polla, Los Enemigos, Su Ta Gar, Brams o Π L.T., para la reivindicación de esa lengua, a iniciativa de Xune Elipe, del grupo Dixebra (también participantes en el recopilatorio).
“Paradisu Zinema” (Esan Ozenki, 1998).
Solo un año después llega la obra cumbre del grupo. Rescatan para el título el que ya emplearon para una de las canciones del álbum previo, “Paradisu Zinema”, y homenajean por todo lo alto al cine.
En este álbum se alinearon todos los astros para conformar una obra atemporal, que sonaba estupendamente en el momento de su lanzamiento y que sigue conquistando al oyente al instante. Una escucha gozosa, que invita al baile y equilibra frescura, optimismo, elegancia y mensajes con poso.
Todas las composiciones son de Íñigo, si bien en dos canciones también participa Sergio Ordoñez.
En la grabación colaboran un buen número de invitados: Amparo Sánchez (de Amparanoia; voz en “Habana abenduak” y “Afrikan blues”), el grupo francés Spook & The Guay (“Kaiser Sose”, “Esaidazue” y “Egun motela”), Sorkun (voz en voz en “Missing” y “Kabilia hautsia da coraçao”), Andoni Basterretxea (de Delirium Tremens; voz en “Dantza egin lasai, Norman”), Mikel BAP!! /batería en “Missing”), Garazi Muguruza: (coros en “Loa, loa, garia”) y Milagros Gorostiza (acordeón en “Loa, loa, garia”).
En el libreto de la edición en CD se acredita a Kaki Arkarazo como técnico de grabación, no como productor, y también fue registrado en Estudios Katarain.
Se trata de un disco conceptual, con cada una de las canciones inspirada en una película clásica de la historia del cine. No se trata de versiones de las bandas sonoras, ni las letras tienen porque aludir directamente al argumento de las películas, sino que se trata de composiciones sugeridas por lo que cada uno de esos largometrajes hizo sentir a Iñigo.
En la contraportada de aquella primera edición en CD se recogía una “Kartelera”, donde se asociaba cada canción con el film que la inspiró.
Las catorce canciones de este disco brillan con luz propia, pero se puede destacar la que arranca el disco, “Kaiser Sose”, porque arrastra al oyente a engancharse al disco desde la primera nota, para que luego sea agitado, mecido, acariciado o sacudido por el resto de temas, en un excitante caleidoscopio de sonoridades, ritmos y referencias.
En definitiva, un disco brillantísimo, que demostró el gran talento de Iñigo como compositor y la gran calidad de los músicos participantes.
“Bizitza Triste eta Ederra” (Esan Ozenki, 2000).
La mejor manera de afrontar el reto de continuar adelante tras una obra magnífica es no tratar de superarla, sino hacer algo diferente. Y eso hicieron Joxe Ripiau en su cuarto disco.
El optimismo, el sentimiento predominante en sus tres anteriores entregas, cedió el paso a la melancolía. La preciosa foto de portada, desoladora y esperanzadora a la vez, recogía en su parte inferior el título que reflejaba todo esto: “Bizitza Triste eta Ederra” (“Vida triste y hermosa”), el cual hacía referencia a la canción “It’s a Sad and Beautiful World” de Tom Waits.
En este disco los tiempos por lo general son más relajados y se exploran territorios musicales que no aparecían en los anteriores discos (raï, electrónica, tarantelas, música japonesa), manteniéndose el ska y los ritmos latinos.
En la grabación en la que más músicos de apoyo participan: Bingen Mendizabal (bibolina en «Ijitoen estigma»), Fermín Goñi (trompeta en «Antoine nahasia» y «S.D.F.»), Mikel Azpiroz (órgano Hammond en «Antoine nahasia», «Ichi do kiri dake», «Sorgindu nahi ninduzun», «Sobera isil» y «S.D.F.»), Sinobu y Jian Shino (coros en «Ichi do kiri dake»), Garazi Muguruza (coros en «Sorgindu nahi ninduzun»), Kaki Arkarazo (coros en «Gabriela») y Latifa Baquali (voz en «Bi bihotz»).
No en vano Iñigo Muguruza, en una entrevista concedida en el año 2000 a la revista Mondo Sonoro, consideraba que esta era la “producción musical más cuidada” del grupo.
El disco también se grabó en estudios Katarain, con Kaki Arkarazo como técnico.
Se trata de un álbum de valor muy apreciable, menos luminoso que los anteriores, que llegó justo después de una grabación que puso el listón muy alto, pero que sirvió para demostrar que Iñigo no estaba dispuesto a encasillarse o repetir fórmulas.
Este disco supuso la despedida discográfica de Joxe Ripiau, que disolvería a lo largo del 2000. Un año después nacería un nuevo grupo liderado por Iñigo Muguruza, Sagarroi, pero esa es otra historia.
La reedición en vinilo.
Elkar y Esan Ozenki Records han lanzado a finales del pasado año una atractiva caja, que tiene como portada una composición en la que se reutiliza un dibujo que aparecía, en tamaño muy pequeño, en el libreto del CD original de “Bizitza Triste eta Ederra”. Una muy buena elección, con un resultado espectacular, obra de Joseba Ponce (Dut, Kuraia, JP Lohian), diseñador de los sello Esan Ozenki Records y Metak y actualmente director de animación.
En el reverso se incluye una foto del grupo, reproducciones de las portadas de los cuatro discos y un breve texto sobre la banda en euskera, castellano, francés e inglés.
En el interior se contiene los cuatro vinilos, en fundas simples, con la portada original y unas contraportadas diferentes a las de las ediciones primigenias en CDs. Ahora tienen las cuatro una misma distribución de elementos, con los títulos de las canciones, una foto del grupo y los créditos.
Se debe destacar que las portadas han ganado muchísimo con la nueva edición. Eran buenas portadas, con diseños muy sugerentes, pero el tamaño del CD es reducido. Ahora con el formato de LP, esos diseños lucen enormemente más, hasta el punto de ser uno de los puntos fuertes de esta edición. Incluso pueden servir como elementos decorativos que pueden resplandecer en el hogar de cualquier fan del grupo.
Por otra parte, el sonido ha sido remasterizado en los estudios Elkar por Victor Sánchez y los discos están fabricados en vinilo de 180 gramos, para garantizar un gran sonido.
En conjunto, una muy atractiva y recomendable edición, que supone una oportunidad para volver a disfrutar de la música de este interesante grupo, que iluminó a muchos oyentes habituales del rock combativo, al mostrarles que hay mucha más música intensa, emocionante y comprometida más allá de las distorsiones y las aptitudes derivadas del rock, en general, o del punk o el metal en particular.
Canciones “Paradisu Zinema” y “Kaise Sose” interpretadas en directo en Vic en 2000.
Se puede disfrutar del concierto completo en: https://youtube.com/playlist?list=PLjyhsJKHDBatyDmNboVAlSspGXS1R6jjk&si=7ZcdMLbow4Ojw7AC
Más información:
Web de Elkar: https://www.elkar.eus
Twitter de Elkar: https://twitter.com/elkarmusika
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Instagram de Elkar: Instagram.com/elkarmusika
Especial agradecimiento a Jitu por su colaboración en la elaboración de este reportaje.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).