Ahí es nada el disco que se han currado estos cuatro chavales canadienses para mi totalmente desconocidos, pero que ya habían editado anteriormente tres demos y el Ep “Le Sirene Cicatrice”, este último en el ’96 para Torture Records con bastantes buenas críticas en revistas especializadas.
Su edad media ronda los diecinueve, siendo el mayor su bajista Marek (21) y el querubín de la cuadrilla su batería-bomba Jason (16), a pesar de lo cual suenan con una decisión y una técnica que seguro a más de uno les resultarán envidiables, en este caso su juventud no les hace sonar como una banda en proceso de formación sino como a un grupo ya estable y con unas buenas tablas, no en vano se les ha visto compartiendo cartel con gente como Cryptopsy, Gorguts o Kataklysm. Sobre el estilo que practican se podría decir que es una especie de condensación de todas las tendencias extremas que andan funcionando por ahí hoy en día, ya que poseen partes tanto Death europeas como americanas, lo mismo que ciertos ramalazos Black a lo Marduk y otros en una línea más nórdica junto a pasajes en el más puro estilo Human Remains/Skeleton of God. Prácticamente todos los temas llevan intro y están plagados de cambios, en esto se les ve muy neoyorquinos, constantes parones y arranques y más parones y más arranques que le dan al disco el único defecto que se le puede encontrar (si es que se le puede llamar defecto), y es que las canciones son bastante difíciles de recordar por complejas, la primera impresión que producen es que les sobran los riffs y no los saben dosificar, pero la variedad de ritmos es de agradecer, ya que las estructuras no son nada forzadas y el resultado es enormemente fluido. El que la voz cambie de registro grave a agudo en las partes más Black queda muy propio, incluso en ciertos fragmentos hay voces normales, aunque no demasidas.
Tienen mucho que ofrecer estos chicos, no hay más que ver como tocan para la edad que tienen para comprender que, si no se separan, dentro de unos años se meriendan a cualquiera (ahora ya lo hacen con unos cuantos), hay madera para construir un buen barco y en su primer paso han demostrado que valen bastante, si hasta la portada es cojonuda.
Pues eso, que como dicen los de Pulverizer esto es “idol smashing epic dark metal from Canada”, o lo que es lo mismo, un pedazo de grupo como la copa de un pino.
Comentario por: Jorge X.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 5 (sección: Discos, Internacional).
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