La contundencia es lo que se lleva, no hay ninguna duda.
Lo que pasa con Black es que el asunto no es si son mejores o peores, si tienen más o menos técnica, el asunto es que ya son los enésimos, y a mi este rollo tan pesado y machacón me resulta mogollón de aburrido. Los tíos suenan muy bien y la producción realizada por Michael Pamin (el guitarrista) está a la altura de las circunstancias, pero les falta un elemento innovativo propio que les haga destacar del resto, son demasiado predecibles y el parecido rítmico de los temas no ayuda demasiado. Hombre, tienen un tema llamado “Strange 48” muy bueno, y eso que es el único que se sale de la onda cañosa para pasar a terrenos acústicos, tampoco están mal “Slit the Wrist”, “God” y “Dark Gift”, pero a mi en general me dicen bastante poquito estos chicos de Los Angeles, quizá sea por que Pantera siempre me han parecido pura pose y Machine Head un tostón, ahora que si tú flipas con ellos y con gente como Mindset o Coal Chamber deberías pillártelo, porque están por encima de la media y suenan algo más oscuros. Atentos al ya clásico tema oculto del último corte, un verdadero peñazo a base de mensajes recibidos en la casa de Todd (el vocalista/bajista), seis minutos de gente diciendo chorradas sobre un tío que está en la cárcel y una histérica pidiendo por lo menos medio millón de veces que contesten al teléfono.
Lo dicho, buenos y de calidad, recomendables para el que le guste esta onda pero insisto, más de lo mismo.
Comentario por: Jorge X.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 5 (sección: Discos, Internacional).
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