Tras 25 años de carrera y 10 discos en el mercado, el compositor y cantante madrileño Javier Álvarez nos habla de su último trabajo, “10”, y de lo que ha sido su carrera hasta el momento, sus sueños y sus musas.
Confiesa estar en su momento profesional y personal. Esto fue lo que nos contó:
¿Cantautor, poeta o baila-autor?
Últimamente me revindico mucho como baila-autor. Porque termino casi siempre bailando. Porque me gusta casi tanto como cantar y también por salir un poco de la etiqueta de cantautor, que si no le pones algún adjetivo más, parece que se queda corta.
Eres el primer “baila-autor” que conozco…
Yo también.
Empezaste tarde en la música…
Empecé a tocar en la calle con 23 años.
Todo empezó de una manera muy casual, ¿no?
Me enseñó una amiga a tocar acordes y cuando supe unos cuantos más, me fui a la calle a cantar. Al Metro y luego al Retiro.
Yo mismo flipaba de lo bien que se me daba y de pronto sonó la flauta y me descubrieron.
Antes de esto, ¿te habías interesado por la música?
Sí, pero era mi pasión secreta. Era escuchante, pero no tenía ni idea de me dedicaría a esto. Iba para filólogo.
El éxito llegó muy rápido.
Absolutamente. No me dio tiempo ni a prepararme, ni a pensar en ello. Fue insospechado y repentino.
Del Retiro al éxito, ¿cómo visite todo aquello?
Fue todo fulgurante y muy a lo bestia. Y terminé en un psiquiátrico.
La experiencia fue agridulce. En enero de 1995 salió mi primer álbum y fue un boom. En enero de 2020 hará 25 añis.
Fue también el boom de los cantautores de los 90: Pedro Guerra, Rosana, Tontxu, Ella Baila Sola y un par de años después Ismael Serrano.
¿Cómo han sido estos casi 25 años desde que saliera tu primer trabajo hasta este último “10”, que salió en octubre de 2018?
Entre otras cosas, 10 discos… Una evolución… No he cambiado… He evolucionado.
También con momentos agridulces.
Tengo una carrera muy peculiar, en la que las musas son las jefas y en la que no he estado dispuesto a hacer casi ninguna concesión musical. Y eso es algo maravilloso para mí. Pero me hace una persona bastante non-grata a nivel profesional.
¿Has mantenido los derechos de autor de cada una de tus canciones?
Sí. Y no solamente por eso. También he luchado mucho porque la música sea la jefa, sin hacer ninguna concesión comercial. He hecho lo que me ha apetecido contra viento y marea.
¿Quiénes son tus musas?
Mis musas son desde mis favoritos de todos los palos que me gustan, hasta mi abuela… Que murió hace unos años, pero su luz está siempre conmigo. ABBA, ZZTop y la vida en sí misma.
Tus referentes musicales son totalmente antagónicos… Desde Michael Jackson hasta ABBA o Suzzane Vega.
Sí. Bruce Springsteen, Beastie Boys, Olivia Newton John…
Pero no tienen nada que ver…
No, pero sí. Porque la vida es así de paradójica y a mí me encanta. El yin y yang, la luz y la sombra, los polos… ABBA y AC DC es lo mismo. Y los Beatles y los Rolling Stones también. Todo es música y la música lo enmarca absolutamente todo.
¿Todo esto se refleja en tu música?
Por su puesto que sí. Mi música es mi voz y mi voz me define.
Mi cuarto disco es un disco de versiones en el que canto canciones de otros. De Jose Luis Perales, hasta el himno de la legión, “Soy el novio de la muerte”. Pasando por “Xanadu” de ABBA u “Orzoguey”, country, música underground, pop y rock, para este disco canté en español, italiano, inglés, francés portugués y latín.
Escuchando por ejemplo el himno de la Legión, “Soy el novio de la muerte”, cantada por ti, llama la atención como haces tuyas las canciones y las transformas en tu voz…
A eso me refería con el tema de las musas y que ellas son las que dirigen mi carrera. Cuando seleccionaba las canciones para este disco de versiones, yo mismo me sorprendí al elegirla. Hice caso a mi intuición y lo que ocurrió es que el himno de la Legión se convirtió en una nana.
Fue una verdadera sorpresa como se convirtió en una canción de dulzura y de amor. Luego con el paso del tiempo me enteré de que la Legión la adaptó de un cuplé.
El subtítulo es que la música amansa a las fieras.
¿No hay prejuicios musicales?
Hay que tenerlos, pero lo que hacer es aprender a reírse de ellos.
Yo soy una persona muy prejuiciosa, pero me río de esos prejuicios y no dejo que manden.
No hay que dejar que nos dominen, porque nos pueden llevar a situaciones muy chungas y un atraso absoluto cultural.
Me llama la atención el hecho de que no tengas móvil…
Pero no lo tengo no porque no me guste la tecnología. Paradójicamente no lo tengo porque me gusta tanto y estoy tan conectado, que los medios que tengo son suficientes.
No tengo móvil para no estar tan enganchado como todo el mundo. Pero me encanta la ciber-revolución.
25 años de carrera musical, 10 discos… ¿Este último disco, “10”, crees que es el mejor de tu carrera hasta el momento?
No y sí. Es el último y como último mi voz es el presente. Soy de presente y creo que es el disco que tenía que salir. Todos mis discos son una fotografía literal del momento que vivía en el momento en que los grabé y los hice. Retratan absolutamente ese momento.
¿Una auto terapia?
Un autoreflejo o autoretrato. Soy muy “Yoísta”, con el maestro Aute aprendí que “yo”, es Díos. Sin que “yo”, signifique esto para mí. Sino esto conmigo. Y con este disco “10”, he estado muy en mí.
Mis discos los he dedicado a mucha gente: a mis influencias, a mis padres, a mi familia. Y este decidí dedicármelo a mí.
Las canciones que componen este último trabajo son muy poéticas, íntimas y atemporales, como en realidad ha sido tu trabajo hasta el momento, canciones que no pasan de moda.
¡Gracias! Me lo tomo como un piropo. La música tiene algo de para siempre.
Yo creo que esto es en parte porque mis canciones son muy universales, hablo muy de todo. Desde un punto de vista, que es el mío, muy abierto.
Tu hermano es el fotógrafo que ha realizado la portada y el resto de instantáneas del disco “10”. La foto de la portada es muy polémica, vestido de ropa militar y una pistola en la cabeza. ¿Qué significa? Si es que has querido dar algún mensaje con ella…
Es una fotografía que nos refleja mucho a mi hermano y a mí. Con muchas lecturas. Estaba jugando o estábamos jugando en su casa, literalmente, cuando cogí una pista de juguete de mi hermano cuando era pequeño y que ahora es de mi sobrino. Hizo fotos y cuando las pasó al ordenador esta nos pareció una foto muy cañera.
Luego nos hemos dado cuenta de las capas que tiene cuando ha ido reposando.
Tengo una mirada muy serena, como con algo de guasa. La mano que me apunta con la pistola lleva reloj y quien me conoce sabe que no suelo llevarlo, como si alguien me estuviera apuntando. Pero si abres la foto, se ve que la mano es mía.
El disco me ha salido muy poético y políticamente correcto y la porta es el complemento. La paradoja de nuevo.
Esa rebeldía, ¿es la que te ha hecho romper con la discográfica?
No. Yo desde mi primer disco siempre he tenido el mismo gesto, que soy yo.
Lo que sí he sido muy poco vendible. No he sido muy cómodo para el sistema, porque no tengo interés económica y el sistema tira para donde tira.
Pero al romper con la discográfica ésta ha retirado de las plataformas digitales el último disco…
Pues aunque te sorprenda, estoy muy contento de que haya pasado esto. Ahora el disco es mío literalmente. Lo distribuyo yo. Todas las ganancias son para mí. Las plataformas lo han retirado de momento. Pero no significa que yo no lo va a volver a poner.
De hecho, tras las vacaciones quiero retomar todo esto y reactivarme. Reeditar el disco en vinilo, por ejemplo, que me hace mucha ilusión.
Quiero sacara una página que se llamará Javier Álvarez, donde esté toda mi discografía. Es la primera vez que yo tengo todo el control sobre un disco mí y estoy muy contento.
Me gustaría recuperar todos mis masters y que toda mi música sea mía, para poder hacer con ella lo que quiera.
¿Cuáles son tus canciones favoritas de este último disco?
“El mar”, “Dicen” y “No fue”. Pero de las tres me quedo con “No fue”. Y es una de mis favoritas, no solo de este disco, sino de toda mi discografía.
Es una canción muy completa, me recuerda a “Sunset Boulevard”, con la que fui número 1 de los 40 Principales.
Es una canción de 2 minutos que en poco dice mucho.
¿Es este tu mejor momento personal y profesional?
Sí, porque toda la vida es ahora. Como decía el poema de Pablo Guerrero, “el mejor momento es el ahora, el futuro y el pasado son una distracción”.
A la gente joven les digo siempre que se equivoquen, que la caguen. Porque la vida es errar, equivocarse. El ser humano está abocado a caerse y levantarse. Porque eso es lo que nos hace aprender.
Mi vida, como la de todos ha sido así.
El 7 de octubre cumplo 50 años y entro en el segundo acto.
Tengo la cabeza en su sitio. Tengo más madurez. El mindfullness me ha cambiado la vida. Pero todo lo que he pasado hace que esté donde estoy.
Haces muchas colaboraciones: Alborotador Gomasio, El Buen Hijo, Confeti de Odio, Tu Otra Bonita, Vidi, Lequona, Muerdo… ¿Qué piensas de estas nuevas generaciones?
Me encantan. Tienen mucha conciencia. Me gusta mucho la mirada que tienen. Me encanta Vidi, que acaba de publicar un disco. Es un cantautor del 2000 y colaboro en dos canciones de este disco.
El Niño de Elche y Rosalía son dos cantautores que me apasionan. Me casaría con ellos profesional y personalmente.
Un amigo tuyo, Héctor Lacosta, cantante de Tu Otra Bonita, ha querido estar presente de algún modo en esta entrevista y nos ha lanzado una pregunta para ti… ¿en qué pierde el tiempo Javier Álvarez?
Quiero mucho a Tu Otra Bonita. Los adoro y Héctor es un amor, un autor maravilloso. Y precisamente el otro día estuvimos hablando de esto. Me gustaría perder el tiempo conscientemente, sabiendo que lo pierdo, pero disfrutándolo, apreciándolo.
No tendré dinero. Peor que sí tengo es tiempo. Y eso hay que saber apreciarlo y me siento privilegiado.
El tiempo me interesa mucho más que el dinero. El dinero y el éxito son una trampa.
Muchísimos. Y más que nunca.
Este verano he cargado pilas y este curso se presenta muy potente. Relanzar “10” en las plataformas digitales y retomar el proyecto de Las Maris.
He hablado con La Mari y estamos los dos con muchas ganas. Y estoy componiendo cosas nuevas que me gustaría grabar.
Además el año que viene cumplo 25 años y me gustaría celebrarlo.
Me gustaría hacer una regrabación de mi primer disco.
Además este octubre cumplo 50 años y quiero hacer como Las Bodas de Caná y celebrarlo todo el año. Del 7 de octubre de este año al 7 de octubre de 2020, quiero estar celebrándolo.
Por último y para finalizar, Javier, ¿cuáles son tus sueños y tus miedos?
Los miedos los tengo muy atrincherados y los sueños regados.
Más información:
Facebook oficial: https://www.facebook.com/javieralvarezmusico/
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).