Con la misma rabia, pasión y fuerza de que cuando eran unos chavales veinteañeros, regresan estos veteranos con un disco lleno de enérgico rock.
Quizá uno de los mejores piropos que le pueden echar a un grupo con el bagaje de los vascos es que cualquier canción incluida en este disco tendría cabida en todos y cada uno de los nueve discos anteriores sin desentonar. Y es que cuando se sigue haciendo lo que uno sabe hacer desde el principio jamás se defrauda a tu público, al que te sigue y te quiere.
Y es que con la misma rabia, pasión y fuerza de unos chavales veinteañeros vuelven los guipuzcoanos a presentar su décimo trabajo tras más de ocho años desde su anterior entrega en 2007. Y lo hacen de la mano de un nuevo trabajo con once bocados (en alusión al título del disco) con los que vuelven a recuperar esa magia que les encumbró a lo más alto del Rock Nacional allá por el final de los ochenta.
Este nuevo trabajo presenta similitudes y diferencias con lo conocido de Leize hasta ahora. Por un lado destacan de nuevo las guitarras y los sonidos melódicos, característicos de los anteriores trabajos. Se vuelven a escuchar los característicos coros en los estribillos, típicos de los temas más conocidos de la banda como “Buscando…mirando” o “Noche de Ronda”. Por otra parte el disco presenta una cuidada producción, incluyendo una portada donde se reflejan las esencias de este trabajo: el número 10 en la alcantarilla, la sangre sobre las letras, una calle vacía e incluso que incluya once canciones (quizá en alusión a un venidero trabajo).
El disco empieza con un trallazo en toda regla como “Donde está!!!”, que incluye una ácida crítica al sistema actual, donde el grupo se pregunta por una revolución quizá utópica en esta adormecida sociedad. En temas como “Hundiéndome en la noche” se aprecian matices más melódicos que, con una temática más baladística, quizás nos acercan a esa última época de grupos como Barricada.
Pero la calma dura poco pues, de nuevo en “Bajo la Ley”, volvemos a la crítica que representa el disco en sí (incluye quizá un guiño a los pamplonicas, al decir que “ya no hay Barricadas”). Uno tras otro van cayendo los temas que conservan la esencia de Leize, aunque hayan transcurrido tres décadas desde su fundación. Temas como “A fuego” parecen escritos cuando solo teníamos dos canales de televisión y el Rock ocupaba su cuota en programas como Aplausos o Plastic. Es decir, en plena efervescencia del Heavy Rock ochentero, con elementos característicos de aquella época, como el típico palm mute o un punteo contundente para acompañar.
Quizá gran parte de la culpa de que parezca que estamos escuchando material inédito grabado tres décadas atrás resida en la voz de Felix Lasa, que conserva esa “dulzura amarga” que la hizo tan característica. En temas como el medio tiempo “Como arena”, Felix se luce como en sus mejores épocas.
En resumen, un disco muy Leize con temas contundentes y temas más melódicos que siguen guardando la esencia de este mítico cuarteto superviviente de la época más brillante del rock estatal.
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